No alcanzaría yo los tres o cuatro años, cuando, en el barrio se efectuó la tradicional elección de Reina del Barrio, previa a las fiestas de fundación de la Ciudad de Quito que se celebran durante la primera semana del mes de diciembre y que tiene su punto mayor la noche del cinco.
La Elección de Reina, se la hizo durante mucho tiempo, en la escuela que quedaba a una cuadra de mi casa, era una escuela fiscal con el nombre de “Escuela República Federal de Alemania”.
Las imágenes que tengo grabadas, se tienden a mezclar con las historias que mamá solía contar, pero recuerdo vividamente los peinados típicos de los años setenta, pelos engominados de los hombres, la mayoría con “Glostora lavanda”, patillas, lentes con marcos de carey… y las mujeres… ah… las mujeres, con vestidos que iban desde minifaldas puestas de moda en los sesentas por Mary Quant hasta las maxis que no eran más que vestidos extremadamente largos, que cubrían a las damas casi hasta los tobillos, ceñidos a los cuerpos y con partidos que llegaban hasta la mitad del muslo, colores pasteles y peinados, unos sueltos y otros altos como la cantante de los B52’s.
La amplificación, era un equipo de P. A. y en lugar de micrófono, se veía una especie de transmisor de radio de banda civil. No me pregunten sobre la música ni sobre si hubo o no baile y orquesta, lo que recuerdo es una deliciosa gaseosa de uva y la emoción de mi familia cuando a mi ñaña la coronaron como reina del barrio.
Borrosamente recuerdo a quien en aquel entonces era el Alcalde de Quito, el Arquitecto Sixto Durán Ballén, que años después sería Presidente Constitucional del Ecuador. Si mal no recuerdo, él estuvo en la ceremonia de coronación de la nueva reina acompañado de un séquito de colaboradores, todos con terno oscuro, lentes de marco de carey y pelos engominados, la mayoría miembros de la Cámara Júnior, de quienes mi madre me decía, que pertenecían a la alta sociedad quiteña y a quienes en mis años de juventud pretendí parecerme.
Por aquellas épocas se encontraba de moda la música de los Iracundos y los Ángeles Negros. Como les comentaré más tarde, yo no tuve contacto con otro tipo de música que no fuera la latina, así que, musicalmente fui criado con Boleros, Pasillos y baladas latinas de vez en cuando, matizados con otro tipo de sonidos de música hippie que también se encontraba de moda. Mis contactos con los grupos de rock de los setentas, vino con mi adolescencia, o sea como 10 años después.
Volviendo a la música, recuerdo la famosa “noche del 5" que como dije antes, es la cúspide de las fiestas de la ciudad. Durante esa noche, había fiesta popular en las calles, y en mi caso particular, en la calle donde desembocaba el pasaje donde vivía. Apenas a dos casas de distancia, salía para ver tocar a la Banda Municipal, nuestros amados “trompudos” que siempre daban inicio a las celebraciones.
Recuerdo haber pasado interminables momentos viendo a la banda tocar sus instrumentos, parado frente al bombo y los platillos, con la boca abierta como los niños de pueblo que por primera vez ven un instrumento musical.
Recuerdo haber pasado interminables momentos viendo a la banda tocar sus instrumentos, parado frente al bombo y los platillos, con la boca abierta como los niños de pueblo que por primera vez ven un instrumento musical.
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